Cada primer miércoles de junio, el mundo se pone las zapatillas y sale a correr. No por obligación. No por una meta. No por un reloj. Simplemente por el placer de hacerlo. Porque correr es mucho más que un deporte: es un acto de libertad, una forma de reconectar con uno mismo y, muchas veces, la mejor terapia que existe.
|